Ella: Niño, ¿a cuánto las cebollas?
Él: Mami, a quince el mazo, y dos por 25.
Ella: (abre los ojos y mira a Otro antes de lanzar su tímida pregunta) ¿Está bueno?
Otro: (le responde con una mueca carísima lo que Ella quiere oír: No, no lo está)
Él: (se lleva la mueca en el aire y reacciona) Oye mami, estos son los mismos precios de La Habana.
Ella: Pero yo vivo en Cienfuegos, no en La Habana.
Él: Sí, pero son solo cuatro horas de viaje.
***
Ella, cocina sin cebolla.
Él, con sus cebollas museables en la carretilla.
Otro, se esfuma.
Y por la noche, en la televisión meten jonrón:
Estamos importando 90 ómnibus para reforzar la transportación pública en La Habana. Para el resto de las provincias se va a cumplir con la entrega de ómnibus Diana.
…Y eran solo cuatro horas de viaje.